Ni tampoco suelen faltarle al perro gordo o al gato o al amo, salvo que se tomen las medidas necesarias para erradicarlas del hogar.
Conozcamos algo sobre estos antipáticos visitantes - y a veces residentes - del pequeño mundo que compartimos humanos y mascotas.
Para que puedas mostrar en cualquier conversación con amigos que eres una persona experta en el tema, te damos los nombres científicos de las bestezuelas de aparición más frecuente:
Pulga del Gato - Ctenocephalides felis
Pulga del Perro - Ctenocephalides canis
Pulga del Humano - Pulex irritans
Son insectos pequeños de color marrón oscuro. No tienen alas y son extremadamente angostas, lo que les permite pasar entre los vellos corporales con facilidad. Su último par de patas están modificadas para saltar. Tienen numerosas espinas y vellos sobre su cuerpo y las partes de su boca están adaptadas para perforar la piel y chupar sangre.
El ciclo de vida de una pulga consiste de cuatro etapas: huevo, larva, pupa y adulto.
Los huevos son depositados sobre una mascota, en el lugar donde duerme la mascota o en grietas y ranuras del piso. Los huevos que se ponen sobre las mascotas no están sujetos firmemente y pronto caen. Alrededor de una semana salen de los huevos las pulgas inmaduras llamadas larvas.
Las larvas de las pulgas son muy diferentes a las pulgas adultas. Tienen la apariencia de gusanos, le faltan las patas y no se alimentan de sangre fresca sino viven de material orgánico, incluyendo partículas de sangre seca y excremento desechado por las pulgas adultas. Las larvas crecen a su máximo tamaño aproximadamente en 12 días.
Las pupas son larvas encapsuladas realizando su proceso de metamorfosis. Cuando ya está lista para salir, la cápsula se rompe y aparece la pulga adulta.
Las adultas se alimentan de sangre fresca de animal - o de humano - más de una vez al día. Pueden vivir un año y aun más en ciertos casos.
¿Es inevitable convivir con ellas?
Como ya te anticipamos, no lo es.
Ya trataremos el tema vinculado a cómo combatirlas, exterminarlas, reventarlas, destruirlas, aniquilarlas, y toda otra cosa que sueles pensar cuando ves a tu mascota rascándose o sientes en tu tobillo el implacable y doloroso punzazo que te avisa que hay una pulga - o muchas más - en tu vida.
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