Según nos recuerda Sarah Rampa en su libro "Dama de Otoño" (Ed. Troquel, Bs. As. 1980), se sabe que los gatos poseen tres nombres, por lo menos.
El primer nombre de un gato es aquél por el cual lo reconoce su familia humana y por el que a veces responden a los llamados.
El segundo nombre de un gato es uno decidido por el propio gato y con el que se comunica con sus relaciones gatunas.
El tercer nombre de un gato es el más interesante. El poeta T. S. Eliot lo expuso en "The naming of the cats" cuando expresó, por ejemplo:
"Pero por encima y más allá aún queda un nombre. Y ése es el nombre que jamás adivinarán, el que ninguna investigación humana podrá descubir pero que el propio gato conoce y jamás confesará."
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