Antes de empezar debemos tener claro que es importante disponer de tiempo de sobra, al menos 1 hora, para poder disfrutar del baño con nuestro gato. También es conveniente hablar y acariciar a nuestro gato durante todo el procedimiento para calmar la ansiedad del gato. El ambiente debe ser tranquilo y si es posible, debe ser la misma persona la que bañe al gato siempre.
El baño lo puedes realizar en cualquier pila de la casa. Lo único imprescindible es que el gato quepa y que el agua esté tibia.
Debes tenerlo todo preparado a mano en el lugar dónde vayas a darle el baño. Hablamos de champú, toalla,secador… Se debe usar un champú específico para gatos, no utilizar cualquiera de los nuestros.
El agua debe estar tibia, ni demasiado fría, ni demasiado caliente, a una temperatura de unos 30 grados, y resulta conveniente dejar correr un rato el agua, a fin de que el animal se acostumbre al ruido.
Ves mojando al gato poco a poco al principio con la mano o con la ayuda de alguna esponja suave, pero nunca con el chorro de la ducha directamente.
El baño lo haremos con caricias, acariciándolo, de una forma suave…recuerda que siempre debe ser un ambiente relajado y tranquilo. Con estas caricias enjabonaremos al gato y dejaremos que actúe sobre el manto durante unos 5 minutos. Una vez transcurrido este tiempo, aclara el cuerpo del animal con abundante agua para que no queden restos del jabón. Si quedan restos pueden provocar después picores o malestar.
Una vez llegado a esta fase llega el momento del secado del gato. Es muy importante hacer un perfecto secado de todo el pelo. Nunca hay que dejarlo húmedo a no ser que sea verano y la temperatura lo permita.
Para secar el pelo es conveniente comenzar con una toalla para sacar la mayor cantidad de agua y luego seguir con un secador de aire caliente. Nunca utilices un secador el primer día que bañes al gato pues les molesta mucho el ruido, y nunca más querría volver a bañarse. Lo recomendable en los baños posteriores es usar algún secador de bajo ruido y encenderlo unos minutos antes de utilizarlo para que el gato se habitúe al ruido.
Haz breves maniobras de acercamiento para que se dé cuenta de que el artilugio es inofensivo.
Si a pesar de nuestras precauciones es imposible proceder al secado, no te preocupes, ten paciencia y poco a poco se dejará. En estos casos retira la mayor parte de agua con una o más toallas secas, y permite al minino que se termine de secar en una habitación tranquila y caliente. Recuerda que nunca hay que dejarlo húmedo a no ser que sea verano y la temperatura lo permita.
Si no está muy asustado, una vez seco, lo peinaremos poco a poco.
Como ves bañar al gato puede ser una actividad placentera para él y para ti, sólo debes acostumbrar al felino a dicho procedimiento y seguir estos sencillos pasos que te hemos presentado.